lunes, 1 de agosto de 2016

Nuestra última estación

 
 
Llegamos. Desde hace 10 días somos padres. Mi niño bonito, pequeño, soñado es tan perfecto como imaginé.

Nada es comparable a esta sensación, a este amor inmenso, a la paz de nuestra casa que ya tiene su olor.

La canción que le cantamos durante el embarazo es ahora nuestro himno: “Ens en sortim” Lo conseguimos. Y lloramos los dos, al escucharla, mientras él sonríe. Nuestro milagro. Nuestro regalo.

Nada más conocerle la vida nos puso una prueba más. La cesárea se complicó. Nos asomamos al abismo. Se helaron las sonrisas y las horas. Pero salimos adelante. Cuando consiga alejar la pesadilla escribiré sobre ella. Por el momento prefiero dejarla en un cajón.

Nuestra última estación es tan dulce, tan luminosa, que nada puede oscurecerla. Desde ella os escribo, sentada en un banco de madera, viendo alejarse el tren al que nos subimos hace 4 años.


Respiro.


Recuerdo.


Y aquí me quedo, por fin.